Tuesday, July 7, 2009

Cuento en 3 líneas

Este es un pequeñísimo cuento, en la misma línea del famoso cuento del dinosaurio de Monterroso. Estas líneas se las debo a mi amiga Qaren que con bastante ingenio se le ocurrieron. Yo solo las uní y colaboré con un línea. Espero que les guste.

Y cuando despertó, la inspiración seguía ahí.

- “La inspiración entró por la ventana”

- “Y salió por la ventanilla del baño”, dijo él

- “No te preocupes. Tendrá que regresar. Cuando le apriete el hambre, tendrá que regresar”, dijo ella. "Todos regresan".


Friday, April 24, 2009

SIXTH

No. It is not "The Sixth Sense" film. It is my sixth writting. I hope you enjoy it.

Santa Esmeralda

Clap Clap Clap… desde lejos.
Al sol. A la tierra. Al polvo. Mis pies se dibujan, se mueven, besan el umbral. La empalizada me recibe con su aliento caliente; la muerte con incertidumbre que no me deja equivocarme; él, con burla; tú, con vergüenza huidiza. No cabe duda de que te he encontrado en el mismo lugar en el que no te dejé. Esmeralda, estoy aquí por ti. ¿Me entiendes ahora? Él lo hace porque me escupe en el rostro la sorna de sus manos recorriendo lascivamente tu cuerpo, mal dibuja tu delgada figura, se deleita con la pasión de tus poros, con la ingenuidad tentadora de tus labios mientras humilla y ultraja tu mirar que ahora cada vez se hunde más y más en ti. Y el coliseo cobija el testimonio de la sumisión, el festejo de lo bajo de las risas que golpean el orgullo. ¿El tuyo? Esmeralda, estoy aquí por ti.

Clap Clap Clap… desde el calor.
Al sol. A la tierra. Al polvo. Mis pies se mueven, saludan a lo incierto. Y me recibe la risa rapiña de los que han venido día tras día esperando. Y la muerte abandona el lugar sabiendo por que tiene que volver al final. Mis ojos se cruzan con los de ella, aunque los de ella, no con los míos. Y me recibes fina cuando te paseas ante mí, altiva, orgullosa y digna y él divertido de tus juegos infantiles se levanta y con no mucha nobleza te apuesta. Y sus mejores e hipócritas deseos me alcanzan aun cuando son en silencio.

Clap Clap Clap… desde el calor.
Los dedos hacen el amor.
Las cuerdas vibran a su toque
Y el clamor expectante, mudo de los demás nos acompaña hasta el centro del lugar. Y no soy nadie. Y al sol, a la tierra, y al polvo si mi sangre ha de bañar este suelo que brinde un morbo que aquel que sea rapaz no entienda. Y el intimidante siseo de la serpiente aparece en el momento que los espolones salen de sus cómodas recámaras; mientras claramente puedo escuchar la superficie de las monedas y el roce de los billetes seduciendo varios pares de ojos.

Nos movemos armoniosamente, uno a la par del otro. El odio ha abandonado mi corazón, ahora ha decidido habitar en mis ojos. Oh, Lord, please don’t let me be misunderstood! Los primeros siseos se encuentran, chocan, son estridentes. Se saludan de manera armoniosamente, cada uno corta el aire, da la bienvenida al otro, mientras nuestros cuerpos se abandonan a la partitura que genialmente van dibujando en el aire. Las cuerdas inundan mis sentidos, corren por mis venas, han reclamado derecho de mi pensamiento. No saben de mí. No se mí. Mis pies se mueven. Uno tras otro. Son amantes de las cuerdas. Él no sabe qué es lo que está pasando -las monedas y los billetes dejan de reír, comienzan a temer la sangre. Nadie lo tiene. Ni siquiera tú. ¿Lo sabes, Esmeralda?

El brillo me alcanza.
Primero en los brazos,…
…en mis piernas.
Ahora ciega mis ojos.
Mi rodilla le susurra al suelo.
Igual mi mano.
Pero no ha sido más que suerte.
Ahora lo sabe.

Mis ojos han sido abandonados. Nunca habitó ahí. Ha yacido conmigo desde cada amanecer hasta el anochecer. Mi boca sabe a odio. Y él comienza a creer. Y su sonrisa se desdibuja al igual que el cerezo lo hace en invierno. Las monedas y los billetes comienzan a llorar. Se saben inertes en las manos de sus amos. Y afuera la muerte reza. Tiene miedo de sí misma. Las aves de rapiña se niegan a volar. Temen hacerlo. El aroma mortuorio se extiende por el lugar. Se recrudece con el polvo. Se intensifica con el calor. Fertiliza el suelo.

Le he visto a los ojos y he visto del terror del cobarde. Baby do you understand me now?Sometimes I feel a little mad. But don’t you know that no one alive can always be an angel.

Veo pero ignoro tu ruego. Debí ignorarlo desde tu manifiesto de que un tango no es para 3. Ahora bien lo sé a pesar de que regreso por ti, Esmeralda.

Clap cl ap c l ap c l a p … desde el calor no más.
Los dedos han dejado de hacer el amor.
Las cuerdas han preferido morir.
No más.
... I’m just a soul whose intentions are good.
With a joy that’s hard to find.

Clap Clap Clap... desde algún lugar. Los dedos se funden con las cuerdas… desde algún lugar. He de ser yo.

Y el brillo se levanta en mis manos. En mis manos alcanza a tocar el sol. Y en mis manos ha de ser más de lo que alguna vez él o tú pensaron, Esmeralda.
Y el odio conoce el sabor de la sangre.
Gusta de repetirla.

Una…
… dos…
Y le susurra al suelo, donde una vez estuvo su rodilla.
Al igual que el lugar donde estuvo su mano.
Y sus ojos se pierden del lugar donde debió haber estado su cabeza.
…tres veces
Y mis brazos se muestran abiertos, al igual que mi cuerpo. Proclaman su hazaña.
Y entiendes que un tango no es para tres…
… porque yo lo entendí desde que regresé y te encontré en el mismo lugar que no te dejé…
… y entonces me abofeteas con su sangre.

Saturday, March 28, 2009

FIFTH

Well, I'm back this time with a different and new proposal. I've left aside, temporary, poems to focusing in short stories and this is first one of many (I hope so) I hope you like it.Ps. Bye the way, the best way to enjoy this reading is listening like background music, "Hush" by Deep Purple.

HUSH

Estoy en cámara lenta. Mis pies se levantan. Uno tras otra. Estoy corriendo. Las primeras balas caen. Pasan zumbando junto a mí. Más pronto que tarde se convierten en tormenta. Me invaden por todos lados. Imagino Normandía. Es el pandemonio. Es Disco Inferno. Es 1975. Burn that down!
No necesito voltear. Lo escucho a mis espaldas. Las telas se agitan, los estampados escoceses pierden su simetría, las campanas repican pero no emiten sonido alguno, grandes camisolas bordadas agitan sus mangas, los amplios cuellos se abren aun más, plataformas sin relación petrolífera alguna hacen retumbar el suelo mientras que el poliéster de las botas iluminan las gotas de algún charco que brinca al pasar. Todos se mueven al unísono. Es 1975. El dictador español Francisco Franco muere.
Acordes suenan en mi cabeza. Son bajos. Un fugaz resplandor color rosa me alcanza. No necesito verlo. No uno más. Pronto todos están vomitando fuego. Mi propia mano lo hace. No me sorprendo. Lo disfruta. La tormenta se alimenta. Se pinta de rojo. Las primeras bajas empiezan a aparecer. La sangre cual arte experimental cubre las paredes y ventanas. No disparamos a matar sin embargo ellos han elegido nuestros nombres para bautizar su metal. Afortunadamente nosotros no hacemos distinciones. Algunos ojos se pierden. Las rodillas se vencen ante el envío de nuestros mejores deseos. Los hombros explotan mientras que las manos se muestran incapaces de sostener sus artificiales extensiones de metal. Mi vista se encuentra con orejas en solitario pero Van Gogh no está aquí. Las vísceras necesitan aire pero nadie ha muerto aun. Es 1975. El rey Faisal de Arabia Saudita es asesinado.
Me pregunto por mi nórdico compañero de piel morena, y largos y lacios negros cabellos. Ella lo saca de la línea de fuego. Él hace lo mismo por ella. Bellos motivos tribales le dan las gracias. Alguien hace lo mismo por mí mientras una intimidante mata de pelo facial se agita con sorna complicidad. Ahora me toca a mí. La veo. Me ha tocado cuidarla. Recargo su arma. Me protege en reciprocidad. Es la muda pero maquiavélica complicidad de los hermanos. Los libros se abren una vez más. Esta vez las lecciones están aderezadas de impaciencia y furia, y displicencia. No necesito confirmarlo. Tienen que ser ellas. Mis violentos pero aun castos oídos son profanados con timbre de mujer. Es muy claro donde desea ella que todos se vayan. Por último, las flores se tiñen de rojo. Se ha acabado el tiempo del amor y paz. Su determinación violenta no es acorde a su pequeño tamaño. Todos nos admiramos. Es 1975. Se empieza a celebrar el Año Internacional de la Mujer.
La gran bodega se transforma en una enorme alcancía donde cada uno de nosotros diligentemente almacena casquillo tras casquillo. ¿En qué gastarlo? En vida tras vida que se alarga paso tras paso. La luz al final del túnel parece tan lejana. Solo que esta vez no debemos de morir. Es la salida de este lugar. Tan lejana. He perdido la cuenta de cuantas veces hemos pisado el ¿mismo? charco, o incluso acariciado la humedad que se extiende por este lugar. Ellos también. Es 1975. La sonda espacial Soyuz 17 regresa a la Tierra.
Las voces callan. La interpretación ha pausado. Creen que es su oportunidad. Quieren el escenario para ellos pero las gargantas se aclaran. Se refrescan. Se entonan. Ahora es un concierto a dos voces. Los estribillos se levantan jubilosos, se repiten una y otra vez. Los fanáticos enloquecen aunque no los haya. Nosotros somos nuestros mismos seguidores. Nuestros dedos vuelven a repetir los mismos acordes. No necesito confirmarlos cada vez. Y el público presente rehúsa el encore pero nos debemos a ellos e ignoramos el dolor de nuestras interpretativas manos. Es 1975. “El Padrino II” gana el Oscar a mejor película.
“I got a certain little girl, she’s on my mind. No doubt about it, she looks so fine. The best girl I ever had. She’s gonna make me feel so bad. Yeah!, make me feel so bad” canta alguien en mi cabeza. Y está ahí. Brillante. Elegante. Cobijada en un bello abrazo de aluminio aquella chica que me hace portarme mal: Mary Jane. No importa quien la lleva de la mano porque nos pertenece a todos. Nos sonríe con coquetería. Le sonreímos también. Hemos alcanzado la luz al final del túnel. Volteo y atrás quedan ellos. La sangre se extiende por el lugar. Las aguas se tornan rojas. Veo un desencanto fúrico en sus ojos pero lamentablemente hemos callado. Las gargantas descansan. Humeantes. Sobrecalentadas. La puerta se abre. La luz nos invade. Besa nuestras reverencias metálicas. Es 1975. “Mandy” de Barry Manilow se convierte en disco de oro.
Es 1975. La guerra de Vietnam termina.
Es 1975. La cámara lenta se detiene.
Es 1975. Y le hemos arrebatado un cargamento de droga a la mafia.

Extraído de “Cómo aprendí a amar a
Mary Jane a pesar de la Mafia”

Friday, March 6, 2009

FOURTH

It has been a long time, hasn't it? This is my fourth work (what a slow writer I am!) but don't think I have been lazy, in fact I have all my university readings and essays full of ideas for writing something but time is a killer you know. I hope you like it.

La razón

En mi deseo,

y en mi negación,

y en su cruce de caminos

te encuentras tú.


De cuerpo tuyo incorpóreo

hemos/ he recorrido

los grandes valles y montañas,

visado el fin del mundo,

rendido ante la ofrenda

de la naturaleza en sí misma,

extendido -como

los hijos de las alas lo han hecho-

la vista sobre el pergamino

de seis días de un

Gran Espíritu


[ y al igual que Ícaro,

he visto fallecer mis alas

en nuestro cruce de caminos.

en tu cielo,

en el mío…

con un dios negado]


; así como los grandes bosques

de ladrillo y cemento,

desgastado los senderos

de cemento,

esperando por tu ausencia/ni presencia

pero perteneces al capricho de otros.



Y en mi deseo,

en mi negación,

y en su cruce de caminos

donde te deberías...

te debes no más.



Bajo mí veo

y un ángel de muerte

extiende el adiós.

Mensajero vagabundo

que realiza la tarea innoble

de brindar la mano de Tanatos

al mundo…

… incluso a estás oníricas paredes

en las que tú y yo hemos vivido

a través de la pluma y el pincel

que han levantado el pilar

sobre el que me mantengo

junto a ti



; desde que mis palabras calladas

se encontraran con el toque

de tu mano y se extasiaran

con tu sonrisa.

en mi deseo,

y en mi negación,

y en su cruce de caminos

aun estoy esperándote

?






Monday, December 1, 2008

THIRD ONE

My third poem. Since my personal view this one is what I have liked the most. I hope you like too.

Hartazgo


Las palabras cansan ¿sabes?


Lo que despreocupadamente llamamos vida se construye a partir de ellas.

¿Recuerdas cúando antes podía escucharte por horas?

Reproduciendo la misma sensación una y otra vez.

Armábamos sentencias eufemísticas sin trabajo.

Lo disfrutaba hacerlo contigo.

Rebobinábamos sin fin el tiempo cada vez que estábamos frente a frente.

Abríamos nuestras bocas.

Intercalábamos pequeñas sonrisas, tímidas risas y dulces complicidades.


Sí.


Cuando podía escucharte por horas.


Pero hoy me he levantado sordo.

Mi labios han entumecido.

He detenido el tiempo.

Extraviado adrede el deseo de rebobinarlo.


Las palabras me han cansado.

De tu boca se escuchan a hiel.

Se han pervertido.

No deseo regocijar mi vista con ellas.

Porque las has vuelto densas y oscuras.

Las vistes de necedad. De delirio estúpido y desfalleciente.


Las pequeñas sonrisas, las tímidas risas, las dulces complicidades... vacías... frías.

Las deseas sumisas.

Pero no.


No.


No cuando ya no puedo escucharte por horas.


Sí ayer, cuando vivía.


Cuando el tiempo carecía de carcelero.


Las palabras mueren ¿sabes?


Quisiera una última vez mitigar el dolor tuyo con las mías.

Pero no dejas. Las asfixias.

Las condenas simplemente por oírlas.


Junto al extravío mi voluntad también se ha unido.

¿Para qué minar tus palabras?

¿Para qué una a una?


Ayer me levanté sordo. Mudo.

Hoy, he decidido partir.

Tomar una a una mis palabras.

Próscritas. Malditas.

Incapaces de brindarte las pinceladas de mundo que deseas.

Quizá... cuando el tiempo carecía de manecillas.


Había esperado al pie de las escaleras mucho tiempo.

Ansiaba en suave olaje o salvaje marea tus palabras

Cuando el tiempo carecía de hartazgo.


El árbol está muerto.

Nuestro.

Sus hojas se han marchitado.

Al igual que tus palabras

Se cuelan, Caronte, en tu barcaza.

Cuan diferente más que el ayer.

Cuando podía escucharte por horas.

Cuando el tiempo carecía de carcelero.

Cuando el tiempo carecía de manecillas.


Cuando el tiempo carecía de hartazgo.


Sunday, November 16, 2008

SECOND

My second post. Yeah, I know. I'm a very slow writer. I hope you like it. Yeah, I also know; it's a small poem.

Reflexión

No aun. No.
El viento es joven.
No ha envejecido lo suficiente.
Nuestro libro permanece abierto.
Sus páginas quietas no han pintado de amarillo.
¿Cúanto tiempo se espera?
¿Se le pregunta a la noche?
No aun. No.

Friday, October 3, 2008

FIRST

One of my first writings. I don't remember when I wrote it but I do remember why I did it: sometimes trust is broken by third ones.

Lluvia

Restos de confianza quedan

tras la lluvia.

La humedad dorada del pavimento

me abofetea a cada paso y busco

tu mirada en la noche que se abre

ante mis ojos.

La busco en la siguiente vuelta de esquina

Pero no está ahí...

Tú no estás ahí...

Restos de confianza quedan

tras la lluvia.

Se unen,

viajan,...

se acompañan de más restos.

Y al amanecer,

en la agonía de los corazones,

me llego al lecho y mi desesperanza se hunde

en la añoranza de esa, antaño,

confianza.

Pero no está ahí...

Tú no estás ahí...

Y con la miseria como dios,

busco, reuno los despojos de lo perdido

con la esperanza de brindar

nueva vida.

Pero no estás ahí.

Te has ido, Confianza,

Quizá para tardar...

Quizá para nunca volver.